domingo, 18 de octubre de 2015

Anticipo - Siete días



PRÓLOGO

En siete días dios creó la tierra y todo lo en ella habita.
Solo en siete.
En siete días creó el mar y la tierra, creó el aire y los árboles, creo a la liebre y al zorro.
En siete días ideo, moldeo e hizo a su imagen y semejanza al hombre, solo en siete y así el hombre respiró.
En siete días creó la vida y la muerte.
Sobre todo la vida.
Sobre todo la muerte.
En siete días dios creó al hombre y con él su inteligencia, luego descanso. Tomó una largas vacaciones imaginando que en su ausencia el hombre actuaría a su imagen y semejanza. Cuando regresó vio que a su vez el hombre había creado una innumerable cantidad de cosas: casas, medios de transporte, archivos, tecnología, pero también matanzas, guerras en su nombre, persecuciones,  enfermedades, bombas,  hambrunas e ideologías inexplicables que aludían a él.
Dios lloró y empezó la destrucción.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Palabra que dicen algo

Palabras que dicen algo,
palabras que rien y lloran.
Pequeñas dimensiones de intensidad.
Vocablos melancólicos en el acto de escritura.

Palabras que transmutan,
difieren, infieren y se transforman.
Dicen algo porque tienen un mensaje
claro, o quizá nada.










Las últimas horas

¡Gracias! Igual esta es mi última comida – piensa, medita bien sus palabras y vuelve a decir – Pero gracias por todo, usted es el único que me trato como una persona…
      German Durieux es un joven de unos treinta años más o menos. Cuando uno pasa mucho tiempo entre cuarto paredes, el paso no suele ser muy importante. Su calma es envidiable, sus modales intachables y su vocabulario modesto, pese a saber que en una horas lo van a matar. A mi me encerraron por robar libros, por intentar ser culto en un mundo de miserias, a él; quien es de quien tengo que hablarles, no de mi, por defender a la patria, por animarse a decir lo que nadie.
   ¿Me pasarías el lápiz? – No entiendo como hace para mantener la sonrisa – quiero escribir un poema, uno sobre mis hijas – me mira con ojos nostálgicos – para que dentro de muchos años sepan todo lo que las amé. Y con la misma sonrisa se dispone a escribir sobre una hoja vieja lo que será una de sus mas recordadas obras.
    Él había sido el editor de un prestigioso diario de París hasta enero de 1789, cuando fue acusado de deshonrar al monarca de turno, Luis XVI a través de un poema en el cual hablaba de las aberraciones que se producían en la Bastilla y hacia un pedido por los derechos humanos, tema que recién hacia sus primeras apariciones en público.Cuando fue leído por los altos funcionarios inmediatamente lo encerraron y lo condenaron a morir en la guillotina.
   Los minutos pasan de diez en diez rápidamente y el sigue sin alterarse, fundido en su mundo de palabras, metáforas y versos. ¿Es que nada ya le importa?, debe ser razonable … cuando sabes que te van a  matar seguramente nada importa. A mi también me va a llegar mi turno, pero dentro de mucho tiempo, por que para conciencia de algunos mi crimen es menor, mas mi purgatorio mas largo, porque de todas maneras me van a matar y sé que no tendrán piedad.
   Hoy 13 de Julio de1789 le toca a él salir de esta habitación de tres por tres, con las paredes gastadas de lamentos, la luz insuficiente y el piso húmedo y lleno de podredumbres. Pero hoy es a el a quien vienen a buscar, no a mi. Yo seguiré esperando.
   Faltan exactamente dos horas, un guardia se acerca y le dice a German que debe alistarse con sus mejores ropas,pesándole un paquete con una peculiar familiaridad. Al abrirlo descubre que trae un pantalón, una camisa limpia y perfumada y una pequeña cartita.
   -¡¡Mira!! Es de Marie y las niñas - una lágrima le corre por la mejilla – dice lo siguiente:
    “Por amor a las palabras y con ellas como testigo queremos despedirte. Tu valentía fue y será ejemplo para esta sociedad que empieza a dar sus primeros pasos y fundamental para que tus hijas vean que su padre no pasara a la inmortalidad en vano… sino para lograr el acto más poderoso que cualquier ser humano pude hacer… liberar nuestras almas. Te recordaremos feliz. Te amamos. Marie, Lucile y Johan”.
    Seca su cara y me mira. Sé que piensa que es mejor así, no valía la pena que lo vieran. Yo no decía nada, no podía, la tristeza me había invadido. En los meses que llevábamos juntos nos habíamos transformado prácticamente en familia.
    Es la hora, el ya esta listo, solo espera que lo vengan a buscar. Yo también espero,espero que se suspenda por lluvia, si es que eso fuese posible. El espera la muerte y nada mas…
   -Padre nuestro que estas en los cielos… - me invita a rezar a su lado, yo apenas puedo emanar  palabra. Pienso en las puertas del cielo, pienso en mi padre, pienso en el suyo que estará esperándolo. Él no piensa, o al menos eso parece, solo se limita a rezar.
     Aparece el guardia, amigo insospechado, pareja hacia la muerte segura, nuestra personificación de la parca. Abre la reja, le pide que se levante, lo abraza y le susurra al oído:
    -El paraíso es la espera de los valientes… - German le sonríe y asiente.
     Nos despedimos rápido y con palabras de aliento. La reja se cierra y lo veo alejarse rumbo a su feliz final, porque aunque su cuerpo sin vida aparente, flote a la deriva del Sena, su alma brillara en aquel paraíso, esperando que mañana en París estalle una revolución.